Esta semana no podía faltar a mi cita contigo, porque lo que empezó como una semana que dejaba de escribir porque iba muy justa de tiempo, se ha convertido en 3 semana de ausencia, de camino a la cuarta, y eso ya son palabras mayores, porque es casi un mes, así que hoy tenía que remediarlo.
En este último mes además de continuar inmersa en proyectos muy chulos, con nuevos retos que me proponéis, también he tenido una mudanza agotadora, un sorteo que se ha alargado más de lo esperado y quehaceres varios de esos que te quitan el tiempo muy bien sin saber porque.
Pero hoy quiero presentarte los detalles que preparé para el bautizo de Aitor, que ya fue en el verano, (si se me están acumulando los proyectos, y como no quiero dejarme ninguno en el tintero, voy a tener que ponerme las pilas)
Cada bautizo es especial porque cada niño es único y por eso los detalles para recordar un momento tan mágico han de estar a la altura. Qué nervios paso cada vez que dudo de si estoy por el camino correcto y el resultado será lo esperado. Y qué alegrías me llevo al leer las palabras o ver las caras de las personas que reciben algo hecho con mis manitas.
Aitor es un niño murciano, nacido en el seno de una familia de artesanos, por ello es un honor para mí haber colaborado en un día tan especial para ellos, y que hayan confiado en mi para el gran día de su pequeño.